Reseña
La obra gira en torno a dos ideas centrales: el papel de los educadores sociales como agentes dinamizadores de procesos educativos y transformativos, y el cambio de enfoque en la intervención, desde modelos prescriptivos y directivos hacia otros más colaborativos en los que las personas y comunidades implicadas asumen un rol activo en su propio aprendizaje y en la transformación de su entorno.
Como agentes de cambio y asesores de procesos, los educadores podemos fomentar la participación activa y emocrática de la población, propiciando las condiciones necesarias para su desarrollo. Conviene, por tanto, cuestionarnos la existencia de un conocimiento único, tendente a revelar una verdad u objetividad que dicta de manera normativa y colectiva cómo hacer las cosas. El modelo de asesoramiento colaborativo implica una relación de responsabilidad compartida entre asesor y asesorado, en el que ambos indagan y cooperan en las distintas fases del proceso de intervención, desde el análisis de necesidades, la formulación de objetivos, la búsqueda y la selección de estrategias, el establecimiento de planes de acción, etc. hasta la evaluación.
en este contexto, es esencial el desarrollo de habilidades de trabajo colaborativo, así como las habiliades de autogestión y autodirección, que nos permitan aprender desde la práctica y reflexionar acerca de ella.