Reseña
La ingeniería concurrente es una tecnología tan antigua como el propio diseño. Su objetivo es volcar la información del producto, que afecta a todo el ciclo de vida, sobre el diseño del mismo. Desde la perspectiva de la reingeniería, la tecnología es muy intuitiva y relativamente fácil de aplicar, al menos desde un punto de vista conceptual, pero cuando el producto es nuevo o cuando se trata de implementar mejoras en el producto que nunca antes habían sido probadas, la tecnología choca indefectiblemente con el factor incertidumbre.
Efectivamente, cuando se diseña un nuevo producto no se sabe cómo va a responder el mercado, se desconoce en detalle el sistema idóneo de fabricación, y por supuesto se está muy lejos de conocer cuáles van a ser los beneficios o las pérdidas en las que se va a incurrir a lo largo del proceso.
Para subsanar estas lagunas está, evidentemente, la experiencia y el buen hacer de los técnicos involucrados en el proceso. Pero muchas veces estos técnicos están inmersos en su propio trabajo y, además, siempre surge algo novedoso que es difícil de prever. Una forma de organizar esta experiencia acumulada es mediante la implementación de sistemas informáticos específicos que puedan ponerla a disposición de toda la compañía de forma que el técnico de diseño disponga de esa información en tiempo real, como si todos los técnicos y expertos de la compañía estuviesen codo con codo trabajando con él.
Y este es el planteamiento global de la materia. La información necesaria en materia del ciclo de vida de un producto es tan voluminosa que sólo puede ser tratada convenientemente mediante sistemas informáticos, y cuando se vuelca esta información en el desarrollo de las tareas de diseño se puede afirmar que se está aplicando básicamente la tecnología ya clásica de la ingeniería concurrente.