Reseña
En el fragor de la Gran Guerra, el ejército austrohúngaro creó un Cuartel de Prensa donde trabajaron escritores con la tarea de crear propaganda para ensalzar el esfuerzo de sus soldados en el frente. De ese modo se establecía una nueva relación entre la actividad literaria y la maquinaria bélica. Viena era entonces el auténtico centro intelectual de Occidente, y también el epicentro de la enorme sacudida que supuso la modernidad. En Viena, como en ningún otro lugar, se experimentaron los cambios que la técnica y la información introducían en los modos de hablar, de informar, de vivir y de morir.