Reseña
La historia del pensamiento económico no posee un interés meramente arqueológico ni sirve tan sólo para ejercitar la capacidad crítica mediante el estudio de los errores e insuficiencias de los grandes pensadores de otros tiempos.
Las teorías del pasado conformaron las instituciones y la política económica de su época y continuan modelando parcialmente las actitudes y comportamientos de nuestros contemporaneos; como señala William J. Barber, "pocas cosas se acercan tanto a la inmortalidad como un sistema lógicamente ensamblado de ideas económicas".
El propósito de esta obra no es enumerar de forma exhaustiva las contribuciones al discurso económico realizadas a través de la historia, sino examinar los cuatro tipos de razonamiento económico sistemático más representativos de los dos últimos siglos: la economía clásica, la economía marxista, la economía neoclásica y la economía keynesiana.
Una de las enseñanzas de este recorrido es descubrir que las propiedades de los sistemas analíticos (y en consecuencia la individualidad y especificidad de cada uno de ellos) dependen de los supuestos institucionales de los que parten (el marco histórico y social en que se inscriben), de los temas prioritarios en torno a los cuales se organizan (las cusas y consecuencias del crecimiento económico a largo plazo, las leyes del cambio histórico, las propiedades distributivas de un sistema de mercado a corto plazo, las relaciones entre ahorro, inversión y consumo) y de los objetivos que se proponen.