Reseña
Los grandes cambios sociales y religiosos han condicionado, en la mayoría de las ocasiones de forma decisiva, los avatares de la historia. Sin embargo, en los aledaños de la religión oficial o paralelamente a la religión mayoritaria y frente a las estructuras sociales dominantes, han surgido siempre individuos y grupos contestatarios, heterodoxos, marginales, que, en mayor o menos medida, han incomodado al poder establecido y dificultado la implantación de un rígido orden socio-religioso.
Hispania en época tardorromana y visigoda (siglos IV-VII) constituye un escenario particularmente relevante en el que surgieron determinados movimientos sociales de signo conflictivo que lograron desestabilizar o comprometer al poder instituido, de igual forma que algunas expresiones religiosas al margen de la ortodoxia suscitaron una reacción adversa en los círculos eclesiásticos reconocidos y sustentados por el propio poder político.
En unas ocasiones estos “marginados”-bagaudas y paganos, judíos y magos, “herejes” y ascetas, pobres y mujeres- contribuyeron, aunque parezca paradójico, a una cierta renovación ideológica y social del mundo que los rechazaba y, en otras, fueron simplemente objeto de discriminación o persecución, dejando tan solo algunas trazas de su existencia que resultan, no obstante, preciosas para reconstruir su situación vital, sus acciones y pensamiento.