Reseña
La agricultura, como actividad económica necesaria y marginada, es una cuestión recurrente que nunca ha dejado de estar en crisis. En este contexto resulta perentorio que las actividades agropecuarias representen un papel prioritario en el desarrollo rural propugnado por la UE y que estas estrategias centren sus esfuerzos y recursos en el apoyo a los agricultores y ganaderos familiares.
Sólo así se conseguirá mejorar el nivel de renta de los campesinos y la supervivencia del mundo rural. Su desarrollo tiene que apoyarse necesariamente sobre los aprovechamientos que estos espacios ofrecen de forma más natural: la agricultura, la ganadería y la explotación forestal, auténticas vertebradoras de la vida social, económica y cultural de las comunidades rurales.