Reseña
En su juventud, Aldous Huxley se mostraba mordazmente escéptico frente a la religión. Sus dioses eran “la vida, el amor, el sexo”. Con el paso de los años, su hedonismo comenzó a remitir y empezó a interesarse seriamente por el misticismo. El punto culminante de este proceso fue la publicación de La filosofía perenne, cuya tesis central afirma que existe un fondo común en todas las religiones, que la verdad es universal, que lo divino es Uno. En torno a esta idea giran los lúcidos escritos de este libro que recogen y desgranan lo más profundo de su concepción de lo divino.