Reseña
Las memorias soviéticas de un renegado del comunismo que confesó sus crímenes durante la República y la Guerra Civil.
Este es un libro con páginas memorables. La caricatura del pacto de no agresión entre Hitler y Stalin, niños muertos de hambre en Galka y Kramatorsk, un disparatado viaje de once días en tren, un auto de fe que transcurre como un thriller asfixiante. Enrique Castro Delgado mezcla, a la manera de un Chaplin siniestro, tragedia y humor negro para explicar la batalla entre argumentos e ilusiones, entre razón y fe, y cómo la fe y las ilusiones le convirtieron en el apóstol de una ideología criminal. Hasta que la realidad echó abajo, ladrillo a ladrillo, el muro que él había construido desde que en 1925, con dieciocho años, se afilió al Partido Comunista de España. Al terminar la guerra civil, Enrique Castro Delgado, primer comandante-jefe del 5º Regimiento de Milicias Populares, partió del puerto de El Havre con destino a la U.R.S.S. Fue el responsable de la emigración española en suelo ruso y secretario de José Díaz, dirigente máximo del P.C.E. Desengañado de la realidad soviética, Enrique Castro consiguió abandonar el país en 1945 pese a la oposición de Dolores Ibárruri y tras sufrir un agónico proceso de purga.