Reseña

La seguridad vial y, por extensión, los delitos contra la misma siempre han acaparado una gran atención a nivel mediático, político y social. No solo eso, sino que, en el plano dogmático, su interés ha trascendido épocas y fronteras, suscitando profundos e intensos debates doctrinales entre los más destacados penalistas a nivel internacional. Se trata así de una temática de estudio siempre contemporánea que se sitúa en todo momento en el eje de la discusión dogmática y jurisprudencial. . Los delitos contra la seguridad vial se han convertido en los últimos decenios en un elemento central en torno al cual se han forjado y redefinido la política criminal y legislación penal de nuestro país. Precisamente, uno de los puntos cardinales de esta obra pasa por señalar cómo este tipo de delitos se ha erigido en los últimos años en el paradigma que mejor define nuestro actual sistema penal. . Esta obra no solo se limita al análisis dogmático de todos los delitos con incidencia en la seguridad vial —lo que incluye tipos penales ubicados extramuros del Capítulo correspondiente—, sino que busca ofrecer una visión integral y completa de esta realidad jurídica y social. Por ello, en primer lugar se realiza una revisión de los contextos sociológicos y criminológicos que han sentado las bases para la legitimación y justificación de este tipo de delitos. Para ello nos situamos en la denominada sociedad del riesgo y en la política criminal que la define. También se ofrece un análisis sobre los principios y fundamentos del Derecho penal general que mejor permiten conocer la esencia, naturaleza y peculiaridades dogmáticas de este tipo de delitos. Finalmente, se discute si las últimas tendencias político-criminales en materia de criminalidad vial nos permiten hablar de un nuevo Derecho penal de la circulación que determinados autores sitúan en la denominada postmodernidad.
Desde el final de la segunda guerra mundial, las carreteras se han visto saturadas de vehículos a motor que propiciaron la aparición de una nueva epidemia: los accidentes de tráfico. El automóvil vino a reemplazar al microbio como agente de mortalidad y morbilidad. En 1995 escribía Cuello Calón que el correr de los años imprime en la criminalidad hondas mutaciones. Una nueva forma de delincuencia que, antes de acabar el primer cuarto de nuestro siglo, diera ya alarmantes señales de vida, era y es el aumento gigantesco, sin par, de los delitos relacionados con la circulación automovilística, en particular los homicidios y lesiones.