Reseña
Una Constitución es acaso lo que después dictan los legisladores o lo que los jueces resuelven, nunca lo que sugiere la crítica científica. Sin ésta, no obstante, no progresan la legislación ni la jurisprudencia y la Constitución se esclerotiza.
Es la presente, dice el autor, una obra crítica. Pero no le es ajeno un cálido deseo de contribuir al surgimiento y extensión de un profundo y bien fundamentado sentimiento constitucional que impregne todo el tejido social y facilite la consolidación de una Constitución que fue recibida con amplia aceptación más escaso entusiasmo y que cuenta en su haber el más amplio período democrático de nuestra historia.
La socialización del ciudadano debe incluir, de la forma más natural, la interiorización del símbolo constitucional, de una Constitución que ha hecho pasar la cultura política española del monismo al pluralismo, de la rigidez a la tolerancia, del dogmatismo a la permeabilidad, de las dos Españas a la España de todos, de la censura a la libertad de expresión, de la irresponsabilidad del poder a su institucionalización jurídica y control, del nacional-catolicismo a la libertad religiosa, de la soberanía personal a la soberanía popular, del plurisufragio pseudocorporativo censitario al sufragio universal, del desamparo de los derechos a la Justicia constitucional.